El teléfono de línea, ese electrodoméstico prehistórico que suele pasarse días sin sonar, está inquieto. La campanilla repiquetea a toda hora. Martes ocho y media de la mañana. Riiing. Hola, soy Margarita Stolbizer y quiero presentarte a nuestro candidato, Sergio Abrevaya, y pedirte que nos acompañes. Este domingo 26 votá por una alternativa socialdemócrata con permanencia en el tiempo. Lo agarraron dormido y escuchó hasta el final. Once y cuarto: Hola, soy Horacio Rodríguez Larreta. Hace ocho años empezamos juntos este camino. Hicimos mucho… Clac, el auricular plástico golpea contra el aparato. Doce cuarenta del mediodía: Hola, soy Gabriela Michetti y este domingo 26… y ahora el ruido del plástico es más fuerte, seco. Tres cuarenta y cinco: Hola, soy Mariano Recalde y quiero que este domingo nos… Ahora aprieta ligeramente el botón y deja descolgado. Pero espera una llamada importante y no puede darse el lujo. ¿Por qué nunca puso identificador de llamadas? Ahora es tarde. Suena y no le queda otra que atender. Hola, soy Gabriela Cerruti y… clac. Diecisiete cuarenta: Hola, soy Aníbal Iba… ¡Caradura! Dieciocho cero cinco: Hola, soy Graciela Ocaña y… y el veneno para hormigas, ¿dónde habrá quedado? Con el correr del día fue ganando velocidad de reflejos: Hola, soy Ivo Cutza… Hola, soy Martín Lou … Veinte quince: Hola, soy Carlos Hell… Veinte treinta y ocho: Hola, soy Clau… Veintiuna treinta y tres: Hola, soy Héctor Tu… Nunca atendió tantas veces el teléfono, pero la llamada ansiada no llegó. Tal vez intentaron comunicarse justo cuando él escuchaba la grabación de los candidatos. Se va a dormir amargado. En medio de la madrugada el teléfono vuelve a sonar. Del otro lado está Del Sel, pero él vota en Capital. ¿Un error del conmutador electoral o una alucinación onírica? Hola, negrito, quiero ser el próximo gobernador para terminar con la inseguridad, con el narcotráfico, para terminar con las pibitas de trece años que se embarazan para cobrar una platita todos los meses, para que los negritos se bañen con agua caliente y dejen de manguear. Votame, hacelo por Santa Fe. Pesadilla, no hay duda.
Columna publicada en el número de mayo de 2015 de la revista Los Inrockuptibles.