Vivir o registrar

Si le hubieran preguntado ¿un concierto de quién te gustaría ver, de poder elegir, sin incluir artistas muertos, retirados o grupos separados?, el primer nombre de la lista hubiera sido el de esa banda canadiense que subía al escenario. Iba todo perfecto, como soñado, hasta que al tercer tema el cantante se excusó por el timbre de su voz: ese mismo día le habían diagnosticado neumonía. En vez de pensar qué mala suerte, años esperando y justo se viene a enfermar hoy, pensó qué buena suerte que el show no se canceló. Estaba tan entusiasmado, solo veía el vaso medio lleno. Las circunstancias ayudaban: la sala chica, semicircular, le permitía estar a pocos metros del escenario, de pie sobre unas gradas sin necesidad de hacer torsiones con la cabeza para encontrar un hueco a través del cual mirar.
Ahí estaba: todo perfecto, como soñado, pero real. O sea, él con el cansancio del día a cuestas, con los pies doloridos adentro de los zapatos, arrepentido por no haber ido al baño durante la previa, el cantante un poco maltrecho por la afección pulmonar. Detalles, detalles insignificantes, sobre todo teniendo en cuenta que el que estaba empezando era uno de sus temas predilectos. Se emocionó, piel de gallina, y entonces la reacción automática: sacó el celular del bolsillo, encendió la cámara, levantó el brazo y encuadró a la banda. Bastaron algunos segundos para que empezara a sentirse un impostor. ¿Para qué filmaba? ¿Para mandarle el video a sus amigos? ¿Para subirlo a las redes sociales y obtener algunos likes?
Desde el momento en que había pulsado rec algo en la forma en que experimentaba el concierto se había visto alterada –para mal. Iba el video por el segundo veintidós cuando guardó el dispositivo en el bolsillo. Ya encontraría la forma de contarle a sus amigos, de contarle al mundo, lo perfecto que habían sido esos ochenta minutos a pesar de la neumonía del cantante, a pesar de los pies doloridos, a pesar de no contar con un souvenir audiovisual.

Columna publicada en el número de enero de la revista Los inrockuptibles.

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